La idea de formar relaciones emocionales con la Inteligencia Artificial (IA) ya no es solo una premisa de ciencia ficción. Diez años después del lanzamiento de la película *Her*, escrita y dirigida por Spike Jonze, que exploró el amor entre un humano y un sistema operativo avanzado, la realidad ha comenzado a alcanzar a la ficción. La reciente introducción del GTP-40, el chatbot de última generación de OpenAI, ha demostrado que los usuarios pueden desarrollar conexiones emocionales profundas con estas tecnologías.
De la Ficción a la Realidad: El Caso del GTP-40
Lanzado por OpenAI, el GTP-40 es un chatbot que no solo responde a las consultas en texto, sino que también utiliza una voz propia para interactuar con los usuarios. Esta capacidad ha llevado a una observación sorprendente: los usuarios han comenzado a formar relaciones emocionales con el chatbot. Los informes indican que algunos usuarios se han sentido tristes al desconectarse del software y han expresado preocupaciones sobre la posible dependencia de la tecnología.
OpenAI ha señalado que la habilidad del GTP-40 para mantener conversaciones naturales y recordar detalles clave contribuye a una experiencia envolvente que puede llevar a una dependencia emocional. Mira Murati, directora de tecnología en OpenAI, explica que esta capacidad para interactuar de manera natural y personalizada puede inducir la antropomorfización—atribuir características humanas a entidades no humanas—y, en consecuencia, reducir la necesidad de interacción humana.

La Psicología Detrás de la Conexión Emocional
La rapidez con la que el GTP-40 responde a los usuarios y la consistencia en sus respuestas positivas son factores clave en la formación de estas relaciones emocionales. La capacidad del chatbot para ofrecer una interacción continua y agradable crea una experiencia de usuario que puede ser profundamente satisfactoria, especialmente para aquellos que enfrentan soledad o problemas de salud mental como la ansiedad social, la depresión o el trastorno de estrés postraumático.
David Auerbach, tecnólogo y autor del libro *Meganets: How Digital Forces Beyond Our Control Commandeer Our Daily Lives and Inner Realities*, advierte sobre los peligros de esta tendencia. Auerbach señala que, aunque los chatbots como el GTP-40 no tienen la capacidad de pensar o sentir como los humanos, su habilidad para simular respuestas humanas puede ser engañosa y potencialmente peligrosa.

El Futuro de las Relaciones con la IA
La proyección de que el mercado de la IA alcanzará los 407 mil millones de dólares para 2027 sugiere que la fusión de la inteligencia artificial en nuestra vida diaria es inevitable. Con la creciente capacidad de los chatbots para ofrecer interacciones cada vez más convincentes, es razonable preguntarse si estas conexiones emocionales con la IA continuarán evolucionando.
Aunque las relaciones románticas entre humanos y IA siguen siendo un tema de debate ético y filosófico, la realidad de estas interacciones ya está aquí. La pregunta que queda es si podremos encontrar un equilibrio saludable entre nuestras relaciones con la tecnología y las interacciones humanas tradicionales.
Conclusión
En una era de avances tecnológicos sin precedentes, las relaciones emocionales con la IA están dejando de ser un concepto abstracto para convertirse en una realidad palpable. A medida que la tecnología continúa avanzando, es crucial que reflexionemos sobre las implicaciones psicológicas y sociales de estas nuevas formas de conexión y busquemos maneras de integrarlas en nuestras vidas de manera equilibrada y saludable.
Fuente: Auerbach, D. (2024). Meganets: How Digital Forces Beyond Our Control Commandeer Our Daily Lives and Inner Realities.