La inteligencia artificial (IA) y la automatización están configurando un futuro del trabajo lleno de incertidumbres y oportunidades. Mientras algunos temen una distopía con altos niveles de desempleo y desigualdad, otros se imaginan un futuro donde el trabajo tradicional pierde relevancia en favor de una vida centrada en experiencias y creatividad.
Desafíos y Realidades
En las últimas cinco décadas, la automatización ha permitido a las empresas operar con menos personal. Por ejemplo, Apple, en 2017, tenía una fuerza laboral significativamente menor que AT&T en 1962, a pesar de ser 40 veces más valiosa en términos de capitalización de mercado. Esta tendencia plantea desafíos significativos: la automatización se está moviendo más rápido que nunca, y las máquinas están comenzando a reemplazar habilidades cognitivas, no solo tareas manuales.
La pandemia de COVID-19 ha acelerado la adopción de tecnologías que reducen el contacto humano, destacando la utilidad de la automatización en el procesamiento de pacientes y en la logística de la entrega de bienes. Esta evolución tecnológica avanza a un ritmo que triplica la velocidad de la Ley de Moore, sugiriendo que más trabajos podrían ser automatizados mucho antes de lo previsto.

Preparación y Adaptación
A pesar del impacto potencial, la falta de una estrategia efectiva para gestionar estos cambios es preocupante. La falta de inversión en capacitación y reciclaje laboral es evidente, y muchos trabajadores se enfrentan a una transición sin apoyo adecuado. La Coalición Emma, creada para abordar el desplazamiento laboral inducido por la tecnología, destaca la necesidad urgente de estrategias y programas que preparen a los trabajadores para el futuro.
Andrew Yang, ex candidato presidencial, aboga por un ingreso básico universal como un medio para amortiguar el impacto de la automatización en el empleo.

Nuevas Posibilidades
No obstante, el panorama no es completamente sombrío. Expertos como el profesor Benjamin Hunnicutt proponen que la automatización podría llevarnos hacia una economía centrada más en el tiempo y la experiencia que en el dinero y el trabajo tradicional. Esta visión sugiere un posible renacimiento en el que el tiempo libre y las actividades no remuneradas ganan valor, con un posible aumento en el voluntariado y el desarrollo personal.
La historia ha demostrado que en tiempos de crisis surgen nuevas oportunidades. En la Gran Depresión, la creación de redes de seguridad como el Seguro Social marcó el comienzo de una nueva era de protección social. De manera similar, hoy podríamos necesitar un nuevo contrato social que incluya cuentas de aprendizaje para la educación continua, expansión del crédito por ingresos del trabajo y modelos innovadores como el ingreso básico universal.

Conclusión
El futuro del trabajo está en una encrucijada, con la IA y la automatización desempeñando roles cruciales en la configuración de nuestro entorno laboral. Aunque enfrentamos desafíos significativos, también hay potencial para nuevas oportunidades que podrían transformar la forma en que trabajamos y vivimos.
Fuente: Harbert, T. (2020). Cómo la IA y la automatización transformarán el futuro del trabajo. Vice News.